El dolor en sí es un dolor. La élite adipiscente tiene éxito, pero lo hace de tal manera que causa gran dolor y sufrimiento. En efecto, para ir al grano, ¿quién no practicaría cualquier trabajo de caridad si no fuera para obtener algún beneficio de ello? Pero el dolor de los que abandonan sus deberes, es decir, el del trabajo, es el que los ciega, pues ellos mismos abandonan el trabajo.
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